miércoles, 27 de febrero de 2013

MARGARITA MUÑOZ VILLALOBOS



Territorio

Ven

aquí te necesito



En esta tierra

tu cuerpo es lo único habitable


Déjame estar
bajo tu sonrisa
enredada en tu cintura
riendo y sudando
Sin hablar de amor…

Ritual

Tienes en los ojos
el brillo de tus veintitantos

Eres miel
fragancia de sándalo en el aire caliente de la tarde

Bebamos del vaso del placer
oficiemos el rito del amor
y sigue tu camino

Mañana cantará en mí la añoranza
Y me desangraré
saboreando mi locura

 Ausencia

La lluvia de marzo
tararea en las tejas rojas
una triste canción

se dispersa el día
y la sombra del sauce
Trepa por las paredes

oigo el rumor de tus pasos
en el silencio del ocaso

Tu voz se pierde
en la luz que se extingue

Te has ido                        padre
y me quedo                        niña
tendiéndote  los brazos.

Mujer que trepa al árbol de la nada

Me he sentado a escribir, pero la pluma se queda inmóvil en mi mano frente a la hoja en blanco. Adentro de mí los pensamientos parecen huir. Allá enfrente un gato manchado trepa por el eucalipto seco del jardín y ya arriba se queda quieto. Así estoy ahora yo, en la copa del árbol de la nada, mirando ramas secas y hojarascas en el piso. Es el verano, la lluvia nos ha abandonado. Soy igual que ese gato: estoy en la copa del árbol de la nada, sin conseguir regresar a la hoja de papel en blanco, que me espera...


Un día vendrás del mar

Te ofrendaré el vino del placer
en la salobre copa de mi sexo

Beberás de mis pechos
la leche luminosa

Cabalgarás en el potro del viento
sobre la espuma del mar y el rumor de las olas

Te ofrendaré mi más profunda piel
vibrante y húmeda.

Días inciertos
interminable soliloquio

Por la ventana
nubes hechas jirones
se desgajan en lluvia

Sol desteñido
Otoño una hoja arrastrada
por el viento

Una marca en el límite
de la sonrisa.

Anoche encontré tus alas
dobladas bajo la almohada

Ángel existe el infierno
sin ti.

Has dejado
llanura silenciosa

nuestro lecho
territorio de luciérnagas

mundo en el que un día fuimos

                        demonios

                         inocentes.


Rioverde

Noviembre se acerca y hace frío
Hoy quiero regresar
Recobrar el otro lado de los sueños

Los eucaliptos conservan la nostalgia
Sus siluetas tratan de alcanzar el cielo
Se cimbran y mecen en lo alto
las ramas cargadas de recuerdos

Acarician un silencio de voces infantiles
grabadas en los muros de ladrillo
de MI CASA

La memoria es un aroma de leche hervida
escanciada en pocillos de aluminio,
de pan horneándose en la estufa de leña,
de fuego crepitando en el hogar

Eres tú, Madre
buscando el resplandor de una sonrisa

Es un frágil instante,
una tibia ráfaga de amor que resucita
en el olor frutal de un té de flores de naranjo.


Paquimé
                    Para Ludwig Zeller


Es la hora del crepúsculo

Su luz cubre tenue la ciudad perdida


Amorosos muros de tierra abrazan los siglos
Rastro de sombras
Espectros vagan en los confines de la sierra

Eco de voces
Canto de guacamayas

Sol quemante viento tormentas
Horadan el tiempo sembrando travesías

Habito este lugar con añoranza

Siento tus pasos adormecidos
Tu piel de madreperla

Insolente rostro cobrizo adornado con plumas
¿Qué secretos guardas tejedor de sueños?

Me miras desde tus ojos hechos polvo
y aunque seamos los mismos

No puedo descifrar el mensaje de los tiempos.


Samalayuca

El viento me trae tu nombre
Cenizas entre las caracolas
Marcas de tus pisadas en la arena
Mar de ausencias en la oquedad de las dunas

Esta noche sin luna
Los médanos anidan mis palabras
Que se mecen en un vaivén de llantos y de risas
En un lecho teñido de nostalgia

La luz del alba se desgrana lentamente
El temblor de tu recuerdo me recorre la piel
y despierto con el corazón desleído por tu ausencia

Entre los vestigios horadados por el viento
Se perdieron todos los caminos
Si vuelves ya no podré reconocerte

Mañana habrá cambiado el mapa del desierto.


Papigochi

El río, rumor sosegado, diáfano, silente
Corre respirando la música del tiempo

La lluvia ha lavado la noche
Extraviada en el aroma de flores
y el viento entre los pinos

El plenilunio pinta de deseo nuestra piel
Ebrios de amor y vino, ardimos en la hoguera
Colmados nuestros cuerpos
alcanzamos el cielo

He vuelto a soñar el sabor de tus labios
el aroma de tu piel
Aquella vocación de tocarnos no agotada

Me has vuelto a doler alma mía

¿Recuerdas el lugar donde vimos el sol,
el tañer de las campañas de Tomochi,
el volar de las palomas,
el olor a madera cortada y a pan recién horneado,
la mañana transparente y fría?

¿Olvidaste mi presencia en tu lecho de río?


Mar de Cortés
 
Déjame imaginar

el amor entre tus brazos
mecida por las olas

¿Serás como este mar
tranquilo indescifrable
o serás como el Sur
que anoche vino
tormentoso impredecible
sorprendente?

Hueles a mar

Henchidas velas
estallan mis sentidos
de náufraga dichosa

En medio de la bruma
soledad sin alas
Silencio de pájaros
Viento sordo

Sigo llamándote
Y no sé tu nombre
navegante.

Y doblan a muerto las campanas

A mis amigos, caídos en esta guerra injusta

“Rabia, tengo rabia y la lengua castrada”
Ciprián Cabrera


Un viento gris recorre mi ciudad
Pareciera que los muertos
respiraran
gimieran

Callan las voces
escucho el silencio
Mis entrañas se revuelven
Ante tanto dolor

Interrogantes atenazan mi mente
Se cuelgan de mis ojos
como pájaros muertos

Rojas de sangre, lloran las montañas
en ritmos apagados
el agua quieta no es más un remanso
es vorágine amarga

Ha muerto la inocencia
anhelo alejarme
salir de esta telaraña

Quisiera guardar a los míos en un puño
cortar las ataduras
apoyar en la tierra mi corazón inerme
para impulsarlo al vuelo

Sembrar mi corazón en campo nuevo
Dejarlo germinar el milagro de la vida.


Sombras

Se ha desgajado otro día
Insomnio
la noche me muestra su cara

Enciendo un cigarrillo

En la vigilia contemplo mi vida
Con el asombro que reservamos para lo extraño

Soy un antes y un después
Estela de viento, huella en el polvo
Reflejo en el cristal de la ventana

Es mi remedo...
tocará lo que no ha sido tocado

Tiempo de frío
Pienso en mi soledad

Posiblemente ha de viajar conmigo todo el día.

Tiempo fracturado

No me digas amor lo que no quiero oír
Quiero soñar que aún somos los mismos
Quiero amarte hasta que el día termine

Cometí el error de nacer
Muchos años antes que tú
Amantes de un tiempo diferente
Escribimos la crónica de un mundo diferente
Inventado por nosotros

Abril poético deseo

Se balancea entre tu tiempo y mi tiempo
Germina la pasión trepidante
Le crecen alas a la vida
Para recorrer los mares

Sigilosamente, se cerró la puerta
No queda polvo a donde dejar huella

Resuena en mis venas el pasado
Quiero aprender a olvidar
Y a veces me sorprendo distraída
Cuando un rastro de amor adormecido
Me roza el alma

Llevo como un talismán contra mi pecho
El salado recuerdo de esos días.


Juventud fugada

Por la ventana de la cocina se va la tarde
Una canción de amor se desgrana en el aire
El gato se estira y desaparece entre los árboles

Sombra que se enreda en la sombra

El aire huele a madreselvas
Y la casa maltrecha de nostalgia
Se duerme en el silencio

Solo entonces se acuerda
De promesas, de asquerosas mentiras
Ahora que no tiene senos de paloma
Ni pies ligeros para alcanzar los sueños

Dedos adheridos a la piel húmeda
Recorren vestigios de memoria
Brevísimo instante del amor
Donde quedó su esencia

Entre cartas podridas de recuerdos
Solloza en el fondo de la noche
Con los ojos fríos guarda silencio
Polvo pegado a las faldas

Olor a juventud fugada.


Revelación

Para Alejandra Pizarnik

Desarmando la maquinaria de mis sueños
Desde las profundidades del abismo
Debo encontrar suficiente luz para existir

Cruzo el umbral de las dimensiones
Penetro a hurtadillas en el memorioso laberinto
de mi silencio

Beber de mi alma
Para gestar mi fe
desde el origen

Beber del sol
Para pagar la oscuridad de mi alma

Símbolos colgando en el negro vacío

Remolino de alas
Delirio
Preguntas y deseos

Para teñir de azul la madrugada
Desde las fauces de la luna llena.


Paso del Norte

El espanto
se alojó en mi alma
hace rato
niñas de piel morena
fueron encontradas
muertas
en lomas de poleo
en las orillas del Bravo
en las calles                                    en las acequias

desde entonces
el olor del miedo la rabia
se metieron
en esta ciudad

pasan los pájaros huyendo
atónita me pregunto
¿hasta cuándo?

y desde el fondo de mi entraña grito

¡Ni una más, ni una más!

Si desea conocer más sobre la autora haga click en este link

http://integrantesdelaredplanetaria.blogspot.mx/search/label/Margarita%20Muñoz%20Villalobos

No hay comentarios:

Publicar un comentario